La proclamación del II Imperio Alemán tuvo lugar en Versalles (Francia) en enero de 1871 tras la unificación alemana. Ésta fue un proceso para lograr la integración y la posterior unificación de diferentes estados alemanes en una sola Alemania, se inició a mediados del siglo XIX y finalizo en el año 1871. El proceso fue dirigido por el primer ministro Prusiano Otto von Bismarck, conocido como el Canciller de Hierro, y culminaría con la formación del Segundo Reich "Segundo Imperio Alemán".

Alemania se encontraba fraccionada tras el Congreso de Viena de 1815, que ignoró las ansias de unidad de los nacionalistas. Se formó una Confederación Germánica de treinta y nueve Estados con representantes de todos los Estados y presidida por Austria.
Entre 1815 y 1848 se desarrolló un nacionalismo liberal y romántico, de fuertes raíces intelectuales, que se extendió primero entre los jóvenes universitarios y más tarde entre el pueblo. Destacó la labor de filósofos como Hegel y Fichte, historiadores como Ranke, poetas como Heine y narradores como los hermanos Grimm. Pero los resultados prácticos fueron nulos.
Las circunstancias económicas empujaban a los gobiernos alemanes a la colaboración. A iniciativa de Prusia, que quería liderar la unificación, se formó en 1834 el Zollverein  que creaba una zona de libre mercado en el Norte de Alemania. Desde 1852, agrupó a todos los Estados alemanes, con la excepción de Austria, la potencia germánica rival de Prusia.
El fracaso de las revoluciones de 1830 y 1848 en Alemania hizo desaparecer la vía democrática iniciada con la experiencia del Parlamento de Francfort. La burguesía alemana estableció una alianza con la aristocracia, lo que supuso el predominio de una ideología conservadora y militarista.

El proceso de unificación se realizará desde arriba, por los príncipes y al margen de la movilización popular. Se realizará en torno a Prusia, el país más fuerte de la Confederación  y será dirigido por Bismarck.
Ante la unificación existían dos posturas. Los conservadores querían una Confederación, mientras los liberales defendían un Estado Federal con un emperador a la cabeza y los demócratas un Estado único. Y todos se planteaban dos posibilidades: la Pequeña Alemania (sin Austria) o la Gran Alemania (con Austria).

  • El reino de Prusia, llevo a cabo esta unificación por medio de las siguientes fases:
  1. ª fase: Guerra de los Ducados Daneses (1864), Schleswig y Holstein, de población alemana. Bismarck quiso unir a los alemanes en una empresa común y ganó la guerra contra Dinamarca que por la paz de Viena les cedió los Ducados, que quedaron repartidos entre Prusia y Austria.   
  2. ª fase: Guerra Austro-prusiana (1866). Estalló por rivalidades a causa de los Ducados. El poderoso ejército prusiano derrotó a los austriacos en la batalla de Sadowa. Prusia no exigió ningún territorio a Austria pero ésta quedó excluída de la futura Alemania. Se formó la Confederación de Alemania del Norte, en torno a Prusia, de la que quedaban fuera los Estados del Sur (Baden, Wurtemberg, Baviera). Bismarck le negó a Napoleón III las compensaciones que éste le solicitó en Renania y Luxemburgo, para salvar su prestigio debido al paso de la preponderancia en el continente de Paris a Berlín.                                                                                
  3. ª fase: Guerra Franco-prusiana (1870). Bismarck había apoyado en secreto la candidatura de un príncipe prusiano al trono vacante de España, a lo que se opuso Napoleón III. El rey de Prusia rehusó garantizar la renuncia de su pariente. Bismarck dio a la prensa una versión inexacta e insultante del rechazo de su rey que obligó a Napoleón III a declarar la guerra. Los alemanes derrotaron a los franceses en Sedán, haciendo prisionero al emperador Napoleón III. Se culminó la unificación en 1871, cuando todos los Estados alemanes se unieron en uno sólo, el Imperio Alemán o Segundo Reich, bajo el cetro del rey de Prusia, el káiser Guillermo I, que fue coronado emperador en el Salón de los Espejos del palacio de Versalles.


 El nuevo Imperio Alemán tenía una estructura confederal autonomista, con una Constitución y contaba con un Bundesrat (Consejo Federal) formado por representantes de todos los Estados y dominado por Prusia.
El 18 de enero de 1871 el rey Guillermo I de Prusia fue proclamado emperador (káiser) de Alemania en Versalles. Sólo el emperador nombraba o destituía al canciller. Al emperador correspondía también el derecho de declarar la guerra o de disolver el Reichstag, con la sola aprobación del Bundesrat. El gobierno del imperio regía las relaciones exteriores, la defensa nacional, las aduanas, Alsacia y Lorena, la economía general. Durante este periodo no había Consejo de Ministros en Alemania
Otto von Bismarck, artífice de la unificación alemana, pasó a presidir la nueva organización política como canciller alemán. Con él se inicia un período de gran desarrollo de la nación alemana en todos los campos; económicamente, geográficamente, políticamente y militarmente.

El nuevo Imperio era una verdadera autocracia en la que el Reichstag (cámara baja del Parlamento) era elegido por sufragio universal e igual, en el que participaban todos los varones mayores de 25 años (en Prusia y en otros Estados federados siguió vigente el sufragio desigual, dependiente de los ingresos). Por consiguiente, puede hablarse de una democratización parcial de Alemania ya en el siglo XIX.
1890: Guillermo II deseaba tener el poder real del Imperio, sin las limitaciones que tuvo su abuelo, y para ello consiguió que Bismarck presentara su dimisión.